Vuelve a disfrutar de una de las mejores superproducciones de los últimos años: Tierra Amarga
¿Sabías que…?
Este análisis ha permitido a L´Oréal identificar los genes activos durante una agresión y así comparar las características de una piel joven con las de una piel envejecida.
EL PROTOCOLO:
2 grupos, uno de pieles jóvenes y otro de pieles envejecidas, fueron sometidos a estrés mediante un desprendimiento de la capa córnea con cinta adhesiva, con el fin de imitar las agresiones mecánicas que la piel sufre diariamente. Después, se analizaron las principales funciones de determinados genes tras la agresión mecánica.
EL RESULTADO:
Analizando cada una de las funciones de los genes, Vichy ha demostrado que el pico de respuesta de los genes tras un determinado estrés para una piel joven es a las 6 horas, frente a las 30 horas para una piel envejecida. Por tanto, los mecanismos de recuperación celular tardan en actuar en la piel madura: la recuperación de la piel se ralentiza a partir de los 40. Así que diariamente, una piel joven es capaz de reparar los daños provocados por agresiones súbitas, mientras que una sola jornada de 24 horas no es suficiente para que una piel madura se recupere.
Los resultados son evidentes: cada hora, cada día que pasa, una piel envejecida necesita cada vez más tiempo para reparar las agresiones cotidianas. La piel va con retraso, tarda en volver a poner sus contadores a cero. Parece más cansada, pierde tono y luminosidad. Los signos de la edad como las arrugas y las patas de gallo, la pérdida de firmeza y de tono homogéneo, se instalan progresivamente. Las alteraciones se acumulan, la piel queda marcada por el paso del tiempo.