Es un hombre bueno, bastante práctico y que no anda con rodeos. Se casó con Julieta y prácticamente adoptó a Adrián como su hijo. Ese amor maternal que Julieta tenía por su hermano fue lo que hizo que Jaime se enamorara más de ella, y ese mismo amor ahora enfermizo es lo que lo hace dejar de amarla. Cuando se da cuenta que Julieta en verdad está enferma, toma cartas en el asunto llevándola con un psiquiatra para que la medique y la atienda; sin embargo, el amor que siente por ella se va desgastando y acabando gracias a la conducta agresiva y demente de su esposa.