Tiene un
espíritu libre y rebelde que no se deja vencer por nada y mucho menos por
nadie. Desde niña crece creyendo que Paulina y Camilo son sus padres, pero al
enterarse que Adrián es su verdadero padre y el gran amor de Paulina, la
felicidad es tanta que sus valores toman una fortaleza para el futuro que será
imposible derrumbarlos. A la muerte de sus padres, Gonzalo la manda a un
internado en el extranjero, donde crece con un profundo rencor hacia su abuelo,
por todo el daño que le hizo a ella y a sus padres en el pasado. Ve a Mauricio
como a un hermano, sin imaginar que es él su enamorado secreto.