El corazón del hijo de Octavio pertenece a Mariluz

Jesús y Carlota se dan el 'sí, quiero' en una boda sin amor

Carlota consigue casarse con Jesús, pero el joven no siente nada por ella y la noche de bodas, en lugar de ser, romántica y especial, se convierte en una pesadilla para ella.

Llega el día de la boda de Carlota y Jesús. El joven no ama a la hija de Augusto, pero es parte del plan que ideó junto a sus hermanos para destruir a Ruiz Montalvo. Su deseo es vengarse del malvado empresario que asesinó a sangre fría a su padre Octavio Sánchez.

Jesús está esperando en el altar a la que va a ser su mujer y sus hermanos se acercan a darle ánimos. Saben que no está enamorado de la hija de Augusto y que su corazón pertenece a Mariluz. Samuel le insiste que no se case. "Carlota no es para ti", le asegura, pero, en ese momento, aparece la hermana de Doménica del brazo de su padre y comienza la ceremonia.

Cuando se está oficiando la boda, aparece Elisa con una velo negro cubriendo su rostro para no ser reconocida por Augusto. Ruiz Montalvo no sabe quién es y Victoriana sospecha que, la mujer misteriosa que ha llegado a la boda de Carlota y Jesús, es amante de su marido y se enoja con él.

Mariluz está en la mansión y no puede evitar llorar al ver como el hombre de su vida se está casando con otra mujer. Se le rompe el corazón y decide abandonar la ceremonia. Se refugia en el bungaló donde van a residir los futuros esposos durante un tiempo. Al ver los regalos de los novios y un corazón de pétalos rojos sobre la cama, se entristece más.

Mientras tanto, la boda de los jóvenes continúa y se acaban dando el `sí, quiero'. Los familiares y amigos más cercanos felicitan a los recién casados.

Carlota solo piensa en la noche de bodas con Jesús. Quiere que sea romántica y muy especial. "Te amo mucho, casarme contigo es lo mejor que me ha pasado en la vida", le asegura a su marido ya en la habitación y lo acaba besando.

Pero la reacción de Jesús no es la esperada por la joven. El hermano de Samuel la rechaza una vez más. No siente nada por ella y así se lo hace saber. "Eres una mujer bellísima, pero no puedo fingir lo que no siento", le confiesa a su esposa. Y, antes de abandonar la habitación, Carlota intenta, por todos los medios, que su marido se quede en la cama con ella. "No me hace bien que me rechaces. Quiero estar contigo y ser tu mujer", pero sus palabras no surten efecto y acaba dejando sola a su esposa.

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