Es una mujer decidida, independiente y positiva. Desde niña ha sufrido asma, enfermedad que se ha vuelto crónica y agravado, por ello, Aníbal Otero, su esposo, decide llevarla a la clínica de su familia, la cual se encuentra en un pueblo remoto en las montañas, siendo el lugar idóneo para que se recupere. Al llegar, la belleza de la joven es reconocida de inmediato por los hermanos de Aníbal: Sergio y Daniel. De manera inconsciente, Isabel se siente atraída por Daniel, su cuñado, por ese aire aventurero y salvaje. La atracción física es instantánea, y parece ser mutua… al igual que lo es la afinidad en gustos y carácter que comparte con Sergio, el más joven de los Otero. Isabel no sabe interpretar sus sentimientos, pues la ausencia de su esposo la hace dudar de lo que realmente siente por él, pues ahora disfruta a todas horas de la compañía de sus dos nuevos cuñados con una complicidad emocional a la que ella no estaba acostumbrada.