Vuelve a disfrutar de una de las mejores superproducciones de los últimos años: Tierra Amarga
La tragedia se ceba con el hermano de Ökkes
Cuando parece que la vida de Kenan ha vuelto a la normalidad ahora que ha conocido a su madre biológica y es feliz, el destino le juega una mala pasada, arrebatándole a su madre inesperadamente.
Kenan es el hermano de Ökkes y Nefise y siempre ha creído que su madre es Kevsa, pero no es así. Al final, descubre que Ismihan, a la que quería como un miembro más de su familia, es su madre biológica. Cuando descubre la verdad, se queda impactado y sus sentimientos están a flor de piel. Siempre ha buscado el apoyo y el cariño de Ismihan cuando lo ha necesitado y, para él, ella es una persona importante en su vida. Pero, ahora, que sabe quién es realmente, todo ha cambiado. No entiende por qué razón su madre biológica lo abandonó cuando era pequeño y se distancia de ella.
Ismihan recurre a Zülüf para poder acercarse a él. Zülüf, que es una joven de gran corazón, no duda en llevarla junto a su hijo. La hija de Zeliha pide a Kenan que se reconcilie con su madre y que disfrute de su compañía mientras siga con vida. El hermano de Nefise desconoce que Ismihan tiene cáncer en estado avanzado y su salud es muy delicada.
Gracias a Zülüf, se produce un acercamiento entre Kenan y Ismihan. Su madre se disculpa ante él y le confiesa que jamás quiso separarse de él. Le revela que se vio obligada a hacerlo por Kevsa. Entre lágrimas, le explica que, la matriarca de los Cibranoglu la expulsó de casa y la envió a un pueblo donde la encerró para alejarla de él y de Ahmet, del que estaba profundamente enamorada.
Ismihan es consciente que le queda poco tiempo de vida y le hace una petición muy especial a su hijo: desea quedarse en su ciudad y que Kenan permanezca a su lado hasta el fin de sus días.
La historia de Ismihan ablanda el corazón de Kenan y decide perdonar a su madre al descubrir el calvario que vivió por culpa de Kevsa. Kenan no está dispuesto a pasar por alto el agravio de la matriarca Cibranoglu a su progenitora y decide expulsarla de la mansión.
La salud de Ismihan empeora considerablemente y es ingresada en un hospital. El diagnóstico es claro: tiene metástasis y ya no se puede hacer nada por ella, solo mitigar su dolor con medicación. Kenan se resiste a creer que su madre está delicada. No quiere perderla, ahora, que acaba de conocerla.
Kenan está roto por el dolor y no puede parar de llorar. Su mujer Zülüf intenta animarle, pero no consigue consolarlo. El joven se siente impotente porque no puede salvar a su madre. En ese momento, aparece Ismihan y, para que ella no se preocupe, le hace creer que llora de alegría porque están esperando un bebé.
Ismihan sueña con ser abuela y no puede ser más feliz. Kenan y Zülüf le muestran la habitación destinada al hijo que, supuestamente, van a tener. Está pletórica y se despide de ellos. Les agradece a ambos todo lo que han hecho por ella y les desea que sean muy felices. De repente, se desmaya y acaba falleciendo. Su hijo y Zülüf rompen a llorar.
Para Kenan es el día más triste. Celebra el funeral por su madre y es arropado por toda su familia y por su mujer Zülüf. El joven está desolado por la pérdida de su madre. No ha tenido tiempo para disfrutar de su compañía y eso le parte el corazón.