Doña Imelda y doña Crisanta, ambas acompañadas de sus abogados, han ido a juicio porque las dos quieren pelear por la propiedad de don Canuto. Al mismo tiempo, Fernando, Robert y Julieta se han visto las caras para luchar por la custodia de David. Los jueces han deliberado y a ninguno le ha gustado el veredicto.