Las cosas entre Temo y Aristóteles no marchan como el hijo de Pancho esperaba. El tiempo pasa y Temo no ve avances en la relación entre ambos. Está muy enamorado de Aristóteles, pero no es un amor correspondido. Sueña con él, aunque en el fondo se parece más a una pesadilla ante las negativas de Aris. Diego, que nada sabe de lo que sueña Temo, intenta calmarle.