Vuelve a disfrutar de una de las mejores superproducciones de los últimos años: Tierra Amarga
¿Acabarán limando asperezas ambas familias?
Tras el funeral de don Alberto, el testamento siembra discordia entre los Salvatierra y los Hinojosa.
Se celebra el funeral por don Alberto y oficia la ceremonia el padre Guillermo, que no tiene más que palabras bonitas y de cariño al que fuera su amigo desde hace años. Se convierte en un momento muy emotivo, que enturbia Elena al sacar a relucir el testamento del empresario. La madre de Luis Alberto siempre ha velado por los intereses de su hijo y, ahora, más que su exmarido ha fallecido. Teme que don Alberto haya dejado parte de su fortuna a Daniela y a su hijo Santiago y quiere reunirse con el notario lo antes posible para saber las últimas voluntades de Salvatierra.
Días más tarde, llega el momento tan esperado por Elena y Luis Alberto. El notario reúne a los herederos en la empresa familiar y les cuenta cuáles son las últimas voluntades del fallecido. A su actual esposa le deja una de sus propiedades y un porcentaje de las acciones de su empresa.
La mansión familiar es para Luis Alberto y Daniela Montesinos, y a Elena la deja como administradora de las acciones correspondientes a su primogénito.
Por su parte, a Santiago, al que se refiere como a un hijo en el testamento, le concede el 10% de las acciones de la empresa, algo que disgusta considerablemente a Luis Alberto y a su madre. El marido de Mariana siempre ha sentido animadversión por Santiago, al que culpa de intentar poner a su padre en su contra. "Deja de fingir el papel de niño bueno, que no te pega", le asegura al hijo de Daniela, al que tacha de hipócrita.
Luis Alberto está fuera de sí y abandona la sala donde están todos reunidos. Mariana intenta convencerlo para que regrese y acate la última voluntad de su progenitor, pero no está dispuesto a hacerlo, al menos, de momento. La hija de Pedro Villarreal se queda en shock al descubrir que, también, aparece en el testamento de don Alberto. Para el padre de Luis Alberto, la joven cambió su vida y la de su familia con su nobleza, lealtad y gran corazón y, por ello, le devuelve la empresa de salsas de su padre, llenándola de alegría.
Ya en la mansión, Mariana intenta convencer a Luis Alberto para que se reconcilie con Santiago, pero no está por la labor. Culpa al hijo de Daniela de haber acabado en un internado cuando era joven. En aquella época, él era un joven problemático que bebía en exceso y adicto al juego. Para el patriarca de los Salvatierra, Luis Alberto no era un buen ejemplo para Santiago y decidió mandarlo lejos a estudiar.
Para Mariana, Santiago no tiene la culpa de la decisión que tomó don Alberto, y le brinda su apoyo al hijo de Daniela, algo que no ve con buenos ojos Luis Alberto. El joven Salvatierra se siente despreciado por su mujer y acaba alejándose de ella.