Tras el cristal

Nalan se lleva la peor parte de un problema en el que se ha metido Sedat

La irresponsabilidad de Sedat al provocar a Alp, provoca que Nalan termine perdiendo el bebé que ambos esperaban.

Cuando Sedat descubre que Alp, el marido de Cana, se ha reunido con Nalan para contarle que su mujer sigue siendo amante de Sedat, cree que ha llegado el momento de tomar medidas y darle un escarmiento. Alp es un problema continuo para los Koroglu, así que la familia decide que lo mejor es intentar convencerle de que no siga entrometiéndose en sus vidas. Rifat le encarga a Sedat y a Levent que acudan a verle para intentar razonar con él, pero de manera pacífica. Sin embargo, Sedat y Levent no tienen la más mínima intención de obedecer al patriarca familiar. Cuando se cruzan con Alp le dan una soberana paliza como advertencia de que no se siga metiendo en sus vidas.

Parece que todo ha salido bien y que Alp habrá captado el mensaje. Cuando Sedat y Nalan caminan por el parque intentando arreglar sus problemas, caen en una encerrona. Unos matones contratados por Alp para vengarse por los golpes que ha recibido, les rodean y le dan una enorme paliza a Sedat. Haydin intenta ayudar a su jefe, pero no puede hacer demasiado y además Nalan comienza a sentirse mal. La llevan de urgencia al hospital.

Toda la familia ha acudido al hospital al enterarse de la noticia. Están preocupados por la salud de Nalan. Los médicos logran estabilizar a Nalan, pero no consiguen salvar al pequeño. La desolación entre ellos es total. Pero Rifat quiere saber por qué había hombres esperando en el bosque para darle una paliza a Sedat. Su hijo intenta buscar una excusa, pero Rifat descubre la verdad y monta en cólera.