Vuelve a disfrutar de una de las mejores superproducciones de los últimos años: Tierra Amarga
¿Qué me pasa doctor?
Lo primero, tenemos que diferenciar las reacciones tóxicas, causadas por una sustancia tóxica, generalmente una toxina bacteriana. Y también debemos hablar de alergias e intolerancias… ¿son lo mismo? Hay que diferenciarlas porque el pronóstico y en tratamiento son distintos.
Una alergia es una reacción del sistema inmunitario del organismo contra determinado alimento, provocando una reacción desproporcionada y ocasionando unos síntomas. El pico de prevalencia de las alergias está en torno al año de vida (6-8% de la población), y disminuye progresivamente hasta estabilizarse al final de la infancia (3-4% de la población).
Sin embargo, la intolerancia es un trastorno más metabólico y digestivo, en el que el sistema inmunitario no juega ningún papel. Los síntomas principales son náuseas, vómitos, dolor abdominal…
Entonces, ¿qué es más grave: una alergia o una intolerancia? Lo cierto es que las alergias pueden desencadenar reacciones graves por ingerir una mínima cantidad de un alimento o incluso por la exposición a un alimento, causando síntomas como presión de garganta, dificultad respiratoria, ronquera, vómitos, dolor de estómago, urticaria, disminución de la tensión arterial.
"Solo un poquito no te hará daño” Este es otro de los mitos en torno a este tema de las alergias y las intolerancias, ya que ingerir o tocar cantidades microscópicas puede desencadenar reacciones muy graves y ocasionan síntomas en diferentes órganos, llegando a provocar la anafilaxia, que compromete la vida. Esto es lo que se conoce como el Efecto Booster.
¿La enfermedad celíaca es consecuencia de una alergia alimentaria al gluten? No. La enfermedad celiaca es una enfermedad sistémica modulada por el sistema inmune desencadenada por la ingesta de gluten, en individuos genéticamente predispuestos. La padece entre el 0.3 y el 1% de la población en Europa y América del Norte. Los síntomas digestivos clásicos son los menos frecuentes (vómitos, diarrea, dolor abdominal), sin embargo, se observan otros síntomas como osteopenia y osteoporosis, astenia crónica, anemias, retraso en el crecimiento… el tratamiento es quitar el gluten de la dieta de por vida.
Clínicamente pueden darse otros casos de reacciones al gluten, además de la enfermedad celíaca, que son mucho menos frecuentes: por un lado, la sensibilidad al gluten, que puede ser transitoria y desaparecer al cabo de un par de años sin la ingesta de gluten y por otro la alergia al gluten, que afecta a muy poca población y es una reacción adversa a las proteínas del gluten.
¿Es la leche sin lactosa mejor que el resto? Desde hace varios años existe un debate en la sociedad acerca de los beneficios de consumir la leche sin lactosa, sin el hecho de tener intolerancia. La leche sin lactosa es leche modificada a la cual se le elimina la lactosa o se le añade más lactasa. Se da por hecho, equivocadamente, que la lactosa es un componente “malo” en la leche, cuando solo resulta ser un azúcar natural presente en la bebida, incluida la leche materna. Sólo el año pasado, la venta de este tipo de leche aumentó un 27%, pero no subieron los diagnósticos de intolerancia. Un 5% de los adultos es intolerante a la lactosa, un componente que les causa hinchazón de barriga debido a la fermentación de gases en el colon.
La leche sin lactosa está indicada en personas intolerantes a la lactosa, en personas no intolerantes puede ser perjudicial.
“Solo se puede tener alergia a determinados alimentos” Existen más de 170 demostrados que pueden provocar alergia. Las alergias más comunes son a la leche de vaca, al huevo y al trigo, pero las reacciones más graves las dan los cacahuetes, las nueces y los mariscos.
“Mediante la cocción se pueden eliminar los alérgenos de los alimentos” Eliminar los alérgenos de un alimento es algo totalmente imposible, ya sea por un proceso de cocción o con cualquier otra técnica culinaria como la congelación. En el caso de las bacterias sí que es posible eliminarlas mediante la cocción. Está demostrado que, si son expuestas a temperaturas superiores a los 100ºC, las bacterias mueren con la consecuente mejora del estado del alimento en cuestión. La cocción, por tanto, no elimina los alérgenos y sigue habiendo riesgo de anafilaxia.