No puede evitar emocionarse

Elisa hace un descubrimiento que cambiará su vida para siempre: los Guerrero son sus hijos biológicos

Elisa consigue colarse en la casa de los Guerrero y descubre que los jóvenes son, efectimamente, sus hijos. ¡La emoción de la pintora es máxima!

Damián coincide de nuevo en una exposición de pintura con Elisa. Él no sabe que es su madre y entre ellos se ha forjado una bonita relación de amistad. El hermano de Jesús le abre su corazón y le confiesa que su madre les abandonó, engañó a su padre Octavio y asesinó a su amante. Damián está muy dolido con ella y le revela a Elisa que ya no quiere saber nada de ella. "No la quiero ver cerca de nuestras vidas. Mi madre no merece nuestro cariño", le comunica a la pintora muy dolido. Elisa está convencida de que Damián es su hijo.

Cuando llega a casa, Elisa le cuenta a Santiago lo ocurrido con Damián. Ella está convencida de que, por fin, ha encontrado a sus hijos. Pero su amigo le pide que sea prudente. "Si les dices a los Guerrero que eres su madre te van a despreciar", le comenta a la que fuera mujer de Octavio Sánchez.

Elisa tiene un plan para descubrir de una vez por todas si los jóvenes son sus hijos. Les realizará una prueba de ADN.

Al día siguiente, Santiago y Elisa se presentan en el taller mecánico de los Guerrero asegurando que se les ha estropeado el coche. La madre de los jóvenes pide permiso para ir al baño. Su intención es obtener una muestra de ADN.

La pintora entra, por error, en una habitación donde encuentra fotos de la infancia de Lisardo, Damián y Samuel en la finca de campo de Augusto. Ya no hay ninguna duda. Los Guerrero son sus hijos y no puede evitar emocionarse.

De momento, su intención no es revelarles su identidad hasta que no pruebe su inocencia. Ella no asesinó a su amante como ellos creen y les va a demostrar que están equivocados.

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