La policía esté detrás de la pista de Natalia y la presión hace que Valeria se confiese con el párroco de San Carlos

Valeria sigue viviendo una mentira y nadie en la hacienda sospecha de su identidad. Sólo Elena ha tenido ciertas dudas alimentadas por una foto que vio junto a Natalia en el móvil de Valeria. Pero quizá el futuro no sea tan sencillo para Valeria. La policía española sigue investigando por narcotráfico a Natalia y su novio Tony.

Elena recoge una llamada de la policía española preguntando por Natalia y un feo asunto de drogas. Valeria responde a la llamada y descubre que siguen investigando el accidente en el que Natalia y su novio Tony perdieron la vista. El coche accidentado estaba lleno de droga y lo policía sigue intentando atar cabos en la investigación. Aunque Valeria asegura a la inspectora que su amiga no era responsable de nada, la investigación puede pronto dar un giro radical.

Valeria siente cada vez más presión por su usurpación de identidad. Además, nadie en el pueblo la soporta, pues Fedra ha encargado a Gabino que ponga a todo el pueblo e contra de Natalia. Son demasiados frentes abiertos para Valeria que, después del último episodio en el equipo de fútbol, se acaba sincerando con el párroco. Bajo el secreto de confesión, le cuenta la verdad de su vida y que ella no es Natalia sino Valeria. La historia conmueve al párroco de San Carlos que no se lo puede contar a nadie, pero que aconseja a Valeria que busque un abogado e intente solucionar el problema en el que se ha metido.

Cuando regresa a la finca, descubre con asombro que Freda y Gabino tienen una aventura. No puede creerlo. Valeria aprovecha la ciscunstancia para obligar a Freda a devolverle las joyas de sumadre, pues es la mejor manera que Valeria ha encontrado para empezar a reformar la hacienda.