Cuando un policía británico es hallado muerto en el interior de un cuarto cerrado en la pequeña isla paradisíaca de Saint-Marie, el detective Richard Poole es enviado para investigar el suceso. Es el hombre idóneo para el caso, de no ser porque odia el sol, el mar y la arena. Esta situación complica la vida al detective y le hace sentir como una aguja en un pajar, perdido.