¿Podrá salir airosa?

Natalia no tiene respiro: una sucesión de problemas pone a prueba su resistencia

Los problemas se acumulan en la vida de Natalia. ¿Podrá encontrar de nuevo la paz?

Tras pasar una noche en el calabozo, Vicente y Natalia vuelven a casa y, al llegar, se llevan una sorpresa. La madre de Robles, Teresa, y su marido, Claudio Sevilla, se han instalado en la vivienda.

El padre de Benjamín pierde los nervios. No ve con buenos ojos que la familia de Natalia haya invadido su casa y les comunica que va a tomar medidas drásticas.

La mujer de Adrián no tiene más que problemas. Había intentado convencer a Chente para que la acogiera en su casa con sus hijas y, ahora, su progenitora y su esposo se han instalado allí también, lo que dificulta su relación con Vicente. Así que Robles intenta calmar al padre de Benjamín y le confiesa que ella no tenía conocimiento de que su madre, Teresa, y su esposo fueran a alojarse en su propiedad. Teresa tuvo un encontronazo con su hija Constanza en su mansión y, ahora, no tienen un lugar donde vivir.

Para intentar convencer a Vicente de que acepte a su madre y Claudio en su casa, al menos temporalmente, Nataliale propone firmar el contrato de la casa en el que se convertirá en el propietario de la vivienda cuando termine de pagarla. Al final, Chente acaba aceptando la propuesta de la mujer de Cantú.

Pero no es el único problema al que se tiene que enfrentar Natalia. El marido de su madre, Claudio, se niega a pagar una renta por vivir en casa de Vicente y la madre de Regina le da un ultimátum: o pagas un alquiler por estar aquí o te vas de la vivienda.

Claudio se ofende con ella, y la mujer de Cantú le reprocha haber despilfarrado el dinero de su madre, Teresa, durante años. Él lo niega rotundamente, y ella se muestra tajante con él: "Lo justo es que pagues la renta", le asegura muy seria y, además, le pide que se busque un trabajo.

Pero Natalia no solo tiene que enfrentarse a Claudio, sino también a Constanza, quien aparece en la casa de Vicente cargada de comida para que puedan subsistir durante unos días, algo que ofende profundamente a Robles. "¿Con esta compra pensabas aliviar tu conciencia? No necesitamos tus limonas", le dice enojada a su hermana. Constanza la tacha de orgullosa y soberbia y termina marchándose de la vivienda tras comunicarle su madre que se lleve "sus migajas".

Natalia no para de acumular disgustos. Acude a la cárcel a visitar a Mario, el novio de Verónica y socio de Adrián, que está en prisión tras estafar Cantú a los accionistas de la inmobiliaria que gestionaban ambos. El empresario le confiesa a Natalia que se está enamorando de ella y que, cuando salga bajo fianza, se quedará en México para que a ella y a sus hijas no les falte de nada. La hija de Teresa le pide que se olvide de ella porque no está preparada para volver a enamorarse.