Vuelve a disfrutar de una de las mejores superproducciones de los últimos años: Tierra Amarga
Andrea vive ahora con su tía Constanza
Natalia quiere estar cerca de su hija Andrea ahora que está embarazada, pero no lo tendrá fácil. Deberá superar a varios obstáculos. ¿Lo logrará?
Natalia se dirige a la casa de su hermana Constanza para visitar a su hija Andrea. Tras descubrir que está esperando un bebé, Natalia solo desea abrazarla y brindarle todo su apoyo. Su primogénita no atraviesa un buen momento personal: Omar ha roto con ella por teléfono. Sin embargo, Andrea no sabe que fueron los padres de Haddad quienes enviaron el mensaje. A pesar de todo, Andrea sigue enamorada de Omar y quiere recuperarlo. Está dispuesta a confesarle que está embarazada, aunque teme que él la abandone de todas formas. Natalia, conmovida por la situación, le anima a luchar por el amor de Omar y le pide que regrese a casa de Chente, donde ella podría cuidarla. Pero Andrea no acepta. Acostumbrada a una vida de lujos y comodidades, prefiere quedarse con su tía Constanza, quien puede colmarla de atenciones durante su embarazo.
El rechazo de Andrea deja a Natalia destrozada. Vicente intenta consolarla: "No me gusta verte así. Seguro que Andrea recapacitará", le asegura. Sin embargo, Natalia sabe que su hija no cambiará de opinión, ya que no está dispuesta a renunciar a la buena vida que le ofrece su tía. La situación desanima profundamente a Natalia, quien no tiene los recursos suficientes para cuidar de Andrea como quisiera, aunque desea estar a su lado durante cada etapa del embarazo.
Después de pensarlo, Natalia decide tomar las riendas de la situación. Planea alquilar un apartamento con el dinero que obtenga de la venta de sus postres en el club y lo poco que le queda tras vender su camioneta. Vicente, al darse cuenta de que Natalia podría dejar su casa, le propone hacer remodelaciones en ella para que Andrea acepte regresar, pero Natalia sabe que esas mejoras no cambiarán la decisión de su hija.
Demostrando su carácter luchador, Natalia acude al club para vender sus pasteles, pero recibe una mala noticia: los clientes ya no los quieren. Este golpe la deja devastada. Sin el dinero que esperaba obtener, su plan de alquilar un apartamento y estar cerca de Andrea se desmorona.
Ante la tristeza de Natalia, Vicente decide tomar cartas en el asunto. Con la ayuda de Regina y su hermano José José, comienzan a vender los postres de Natalia por el barrio. Para sorpresa de todos, los pasteles se convierten en un éxito rotundo.