Soraya tiene parte de culpa

Los celos enfermizos de Luis Alberto hacia Santiago lo llevan a creer que tiene una aventura con Mariana

Los celos enfermizos de Luis Alberto, alimentados por el plan de Soraya, le hacen creer que Santiago tiene un idilio con Mariana.

Soraya no está dispuesta a rendirse y va a seguir luchando por conseguir que Luis Alberto vuelva a caer rendido a sus pies. Para ello, idea un plan para distanciarlo de Mariana, haciéndole creer que Santiago y su mujer tienen una aventura.

La hija de Pedro Montenegro manda instalar unas cámaras ocultas en el departamento que el hijo de Daniela se ha comprado y está reformando, con la intención de captar alguna imagen comprometedora entre él y Mariana.

Soraya paga a uno de los obreros encargados de la reforma para que tire un bote de pintura sobre Mariana si aparece por allí. El hombre, siguiendo las órdenes de Soraya, cumple su cometido, lo que obliga a la mujer de Luis Alberto a ducharse y cambiarse de ropa en el departamento de Santiago. Afortunadamente, él todavía guarda algo de ropa de Britny y le presta un pantalón corto y una camisa a Mariana. Los dos jóvenes se sientan en la cama para charlar y las cámaras captan el momento en el que se dan un abrazo. Aunque solo son buenos amigos, las imágenes pueden dar lugar a malas interpretaciones, algo que ocurre cuando Luis Alberto recibe dichas instantáneas en un pendrive anónimo, enviado directamente a su oficina. En realidad, ha sido Soraya, él no lo sabe.

Luis Alberto, furioso, regresa a la mansión en busca de Mariana y le exige una explicación. Ella le cuenta la verdad: fue al departamento de Santiago a recoger la ropa de Britny y, accidentalmente, un pintor le arrojó pintura encima. Sin embargo, el hijo de don Alberto cree que le miente y está convencido de que su esposa tiene una aventura con el hijo de Daniela.

Descontrolado, el hijo de Elena busca en la mansión a Santiago y arremete contra él increpándolo. "Tengo pruebas de que te ves con Mariana en tu departamento", le grita furioso e intenta ahogarlo. En ese momento, llega Daniela y media en la pelea separándolos. Harta de las constantes acusaciones y la hostilidad de Luis Alberto, decide irse de la mansión junto a su hijo.

Mariana intenta hablar con Luis Alberto para que entre en razón. Le asegura que es el único hombre de su vida y le pide que deje de obsesionarse con Santiago. Pero, no está dispuesto a escucharla y, una vez más, busca refugio en el alcohol y el juego.